El actual modelo de producción lineal de alimentos y bebidas es impráctico e insostenible, en la medida que genera un enorme impacto negativos en los ecosistemas terrestres y acuáticos. Esto exige modificar por completo la cultura subyacente e impulsar a las empresas por un camino de circularidad que reduzca la generación de desechos, optimice el consumo de agua y energía, termine con el desperdicio y asegure la supervivencia de un planeta cada vez más amenazado por el cambio climático, la contaminación ambiental y la desidia de quienes solo se interesan por generar utilidades, sin pensar en las consecuencias a futuro.